En un anuncio que ha generado un intenso debate y especulación, el gobierno de Nicolás Maduro ha ordenado un simulacro nacional de preparación civil ante un eventual “conflicto armado”. La medida, que se llevará a cabo este sábado en todo el país, también incluye ejercicios de protección civil para catástrofes naturales, una adición que parece ser una justificación ante el reciente enjambre sísmico que afectó al occidente de Venezuela. Sin embargo, la inclusión de una preparación bélica en la agenda de emergencia es vista por analistas como un audaz movimiento político para consolidar su narrativa de amenazas externas.
En un acto transmitido por el canal estatal Venezolana de Televisión (VTV), Maduro hizo un llamado a “nuestro pueblo en perfecta unión popular, militar, policial” para participar en lo que él describió como una jornada de preparación integral. El mandatario encargó la organización y supervisión del simulacro a figuras clave de su gobierno, como la vicepresidenta Delcy Rodríguez, el líder chavista Diosdado Cabello y el alto mando de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), lo que subraya la seriedad con la que el régimen aborda esta inusual convocatoria.
La Doble Justificación: De los Sismos a la Guerra
La orden del simulacro tiene dos justificaciones claras. Por un lado, se presenta como una respuesta a la actividad telúrica que ha afectado a Venezuela en los últimos días. Delcy Rodríguez informó que en menos de 24 horas se registraron 10 sismos y 21 réplicas en la región occidental del país, con magnitudes de hasta 6.3 y 4.0. Aunque afortunadamente no se reportaron pérdidas humanas, los sismos se sintieron en varios estados, incluyendo Zulia, Táchira, Lara, Mérida, Barinas, Trujillo y la capital, Caracas, lo que motivó el despliegue de equipos de Protección Civil.
Por otro lado, y lo que realmente diferencia este simulacro de los realizados en años anteriores, es la inclusión de la preparación para un “conflicto armado”. Este aspecto es un claro indicio del endurecimiento del discurso del gobierno de Maduro, que históricamente ha utilizado la narrativa de una amenaza externa para cohesionar a sus bases y justificar el control del aparato estatal. Analistas señalan que, al incorporar este escenario en una jornada de preparación civil masiva, el régimen busca generar una mentalidad de asedio y reafirmar su autoridad como la única entidad capaz de proteger al país.
Un Movimiento Político y un Mensaje a la Región
La decisión de Maduro es vista por los expertos como un uso calculado del aparato estatal para fines políticos. Al instruir que el simulacro se realice en centros educativos, hospitales y otras instituciones públicas, el gobierno no solo demuestra su capacidad para movilizar a la población, sino que también refuerza la idea de una unión cívico-militar inquebrantable frente a los peligros.
Este tipo de ejercicios son una herramienta retórica poderosa para los gobiernos que buscan distraer la atención de los problemas internos. En un país que enfrenta una prolongada crisis económica y una fuerte tensión social, el simulacro de guerra sirve como un intento de desviar el foco hacia un enemigo común, ya sea real o imaginario. Además, podría interpretarse como un mensaje a la comunidad internacional y a los países vecinos que han criticado su régimen, enviando una señal de que Venezuela está dispuesta a defenderse de cualquier agresión.
La seguridad del país, tanto ante desastres como ante posibles conflictos, se ha convertido en el nuevo lema del gobierno de Maduro, fusionando la necesidad de protección civil con la preparación para la guerra. Esta estrategia, aunque no es nueva en la política internacional, adquiere una resonancia particular en un contexto de tensiones geopolíticas en la región.
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