La lucha de Colombia contra la inflación se enfrenta a un nuevo obstáculo. A pesar de una clara tendencia a la baja en comparación con el año anterior, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del país mostró un inesperado repunte en julio de 2025. Este aumento, que eleva la variación anual al 4,9%, ha encendido las alarmas entre los expertos y refuerza la preocupación de que la presión inflacionaria no está cediendo al ritmo necesario para alcanzar el rango meta del Banco de la República, fijado entre el 2% y 4%.
El más reciente análisis de la Anif (Asociación Nacional de Instituciones Financieras) revela un panorama complejo. El IPC no solo se ubicó por encima del límite superior del rango meta, sino que también experimentó un incremento mensual de 0,28%, un dato que se aleja del comportamiento moderado de meses anteriores. Este freno en el descenso de la inflación se debe, principalmente, al encarecimiento de productos y servicios esenciales que ejercen una presión sostenida sobre los precios.
Los tres factores que impulsan la inflación
El informe de la Anif detalla que la persistencia de la inflación se concentra en tres divisiones de gasto que, en conjunto, representan el 67,4% de la variación anual. El primero en la lista es "Alojamiento y servicios públicos", que contribuyó con 1,5 puntos porcentuales al aumento total, impulsado por el encarecimiento de los arriendos.
En segundo lugar, la división de "Alimentos" aportó 0,9 puntos porcentuales. Aunque el precio de algunos alimentos ha bajado en los últimos meses, el aumento en rubros como las frutas frescas, la carne de res y el tomate ha revertido esta tendencia. A nivel mensual, los alimentos lideraron la contribución al IPC, demostrando que su volatilidad sigue siendo un factor clave en la dinámica de precios del país.
Finalmente, "Restaurantes y hoteles" se posiciona como el tercer gran motor de la inflación, con una contribución de 0,8 puntos porcentuales y una inflación anual del 7,6%. El alza en el costo de las comidas en establecimientos de autoservicio y mesa ha sido el principal culpable, impidiendo una desaceleración más pronunciada del IPC.
El desafío de la estabilidad económica
El análisis también destaca cambios notables en la contribución de productos específicos entre junio y julio. Las frutas frescas y el tomate, que en junio restaban a la inflación, ahora suman, mostrando un giro preocupante. El caso de la electricidad también es relevante, ya que su contribución negativa se redujo drásticamente, lo que indica que los precios de los servicios públicos, aunque han tenido una ligera desaceleración, siguen siendo un factor de riesgo.
Estos datos de la Anif sugieren que el camino hacia la convergencia inflacionaria no será fácil. A pesar de que el indicador ha descendido desde los máximos de 2024, las presiones en sectores vitales como la alimentación, la vivienda y los servicios persisten. Para lograr una reducción sostenida, será fundamental alcanzar una mayor estabilidad en la oferta de alimentos y un control más efectivo en los costos de los servicios esenciales.
En conclusión, el panorama económico de Colombia en lo que resta de 2025 estará marcado por el desafío de devolver la inflación al rango meta. Si bien se ha avanzado, los resultados de julio son un recordatorio de que la batalla aún no está ganada y que se necesitarán esfuerzos continuos para estabilizar los precios y fortalecer la economía del país.
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