Una historia que parece sacada de la ficción ha conmocionado a la opinión pública en China. Una mujer, identificada como Chen Hong, ha sido descubierta y enviada a prisión tras un astuto pero finalmente fallido plan para evadir una condena de cinco años por fraude. En un intento desesperado por no cumplir su pena, la mujer dio a luz a tres hijos en un período de solo cuatro años, aprovechando una laguna legal en la legislación penal del país que permite a mujeres embarazadas y madres de recién nacidos postergar su encarcelamiento.
El caso de Chen Hong ha sido ampliamente reportado por el South China Morning Post y ha puesto en evidencia las fallas en el sistema de supervisión de los delincuentes en libertad condicional o bajo arresto domiciliario. En diciembre de 2020, un tribunal chino la condenó a cinco años de prisión por un delito de fraude. Sin embargo, la ley china contempla que las mujeres que están embarazadas, que han dado a luz recientemente o que padecen enfermedades graves pueden cumplir temporalmente sus condenas fuera de los centros penitenciarios, bajo la supervisión de las agencias de seguridad pública.
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| Chen nunca fue encarcelada formalmente porque se embarazaba constantemente para violar las normas chinas sobre el cumplimiento de la pena de prisión |
Una estrategia de evasión meticulosamente planeada
Conocedora de esta excepción, Chen Hong la explotó al máximo. Desde 2021 hasta 2025, la mujer logró tener tres hijos con el mismo hombre. Cada vez que su situación era revisada por las autoridades, presentaba diligentemente documentos médicos que confirmaban su embarazo o un reciente parto, lo que le permitía seguir fuera de las rejas. De esta forma, logró prolongar su libertad por un período de cuatro años, a pesar de haber sido formalmente condenada.
La investigación de su caso concluyó que la mujer utilizó su embarazo de forma intencional y deliberada para evadir el castigo. Con el tiempo, la fiscalía empezó a sospechar de su patrón de comportamiento y decidió profundizar en la investigación. Fue entonces cuando descubrieron una serie de inconsistencias que la mujer no pudo explicar.
El descubrimiento de la verdad y las consecuencias
El desenlace de la historia llegó cuando los investigadores de la fiscalía descubrieron que el tercer hijo de Chen Hong no vivía con ella. Al rastrear al menor, encontraron que estaba registrado a nombre de su exnuera. Presionada por las pruebas, la mujer finalmente admitió la verdad: se había divorciado hacía mucho tiempo y no se hacía cargo de sus hijos. Dos de los menores permanecieron con su exmarido y el bebé más pequeño había sido entregado a su hermana.
Esta confesión demostró que el propósito detrás de sus repetidos embarazos no era el de formar una familia o cuidar de sus hijos, sino el de escapar de la prisión. La evidencia de que había utilizado a sus hijos como herramientas para su plan de evasión fue contundente para las autoridades. Con menos de un año restante de su condena original, el tribunal revocó su libertad condicional y Chen Hong fue finalmente enviada a un centro de detención para cumplir el resto de su pena. El caso sirve como una advertencia para aquellos que buscan explotar las lagunas legales del sistema penal y refuerza la necesidad de una mayor supervisión por parte de las autoridades.
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