Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Stanford ha puesto en debate las prácticas médicas actuales en el tratamiento del TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) en niños en edad preescolar. La investigación, basada en el análisis de casi 10,000 historiales médicos en Estados Unidos, concluyó que más del 40% de los niños diagnosticados entre los 4 y 5 años comenzaron a recibir medicación apenas un mes después del diagnóstico, a pesar de que las directrices médicas recomiendan iniciar primero con terapia conductual.
Una brecha entre la práctica y las guías médicas
La Academia Americana de Pediatría establece que el tratamiento de primera línea para el TDAH en niños pequeños debe ser la terapia conductual durante al menos seis meses. Sin embargo, los resultados muestran que solo un 14% de los pacientes sigue este camino antes de recibir fármacos.
El doctor Yair Bennett, pediatra y autor principal del estudio, advierte: “Iniciar el tratamiento con un enfoque conductual es beneficioso tanto para el niño como para la familia”. A diferencia de la medicación, que únicamente controla los síntomas como la hiperactividad y la falta de atención, la terapia conductual trabaja en la raíz del problema, enseñando a padres e hijos estrategias para adaptarse al entorno y mejorar su día a día.
Ventajas de la terapia conductual
Los programas recomendados incluyen entrenamiento para padres, técnicas de refuerzo positivo, desarrollo de rutinas estructuradas y uso de herramientas visuales como calendarios y horarios. Este enfoque no solo ayuda a los niños a comprender mejor su propio comportamiento, sino que también fortalece la dinámica familiar.
Además, la medicación para TDAH en menores de seis años presenta riesgos significativos. Estudios han mostrado que puede provocar irritabilidad, cambios bruscos de humor y episodios de agresividad. Estos efectos secundarios hacen que un inicio prematuro con fármacos incremente el riesgo de fracaso terapéutico.
Limitaciones del sistema de salud
Los especialistas explican que uno de los principales motivos de esta brecha es la falta de terapeutas conductuales disponibles en Estados Unidos, sumado a las dificultades de cobertura médica por parte de las aseguradoras. Como resultado, muchos pediatras se ven presionados a prescribir medicación para no dejar sin atención inmediata a los niños diagnosticados.
Este enfoque, sin embargo, contradice las evidencias científicas que demuestran cómo una intervención temprana de calidad puede reducir el riesgo de fracaso escolar, dificultades en las relaciones personales y hasta problemas de desempleo en la edad adulta.
La combinación más efectiva
Si bien el estudio se centró en niños en edad preescolar, los expertos enfatizan que en general el mejor tratamiento suele ser una combinación de terapia conductual y medicamentos. Los fármacos permiten manejar los síntomas de manera más inmediata, mientras que la terapia fomenta el desarrollo de habilidades de autorregulación y autonomía que son fundamentales a largo plazo.
El mensaje central es claro: ningún medicamento puede reemplazar las destrezas que garantizan el crecimiento integral de un niño con TDAH. Por ello, los investigadores insisten en la necesidad de aumentar el acceso a programas terapéuticos presenciales y virtuales que apoyen a las familias desde el inicio del diagnóstico.
Conclusión
El estudio de Stanford reabre el debate sobre el exceso de prescripción farmacológica en la infancia y refuerza la importancia de un enfoque equilibrado. Si bien los medicamentos pueden ser útiles en muchos casos, iniciar con terapia conductual no solo es más seguro, sino que ofrece resultados más duraderos en el desarrollo cognitivo, emocional y social de los niños.
FUENTE: https://www.sciencedaily.com/releases/2025/09/250915202839.htm
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