El inicio del año escolar se ha teñido de tragedia en Minneapolis. Un violento tiroteo en una escuela católica ha dejado un saldo desgarrador de dos niños fallecidos y 17 heridos. El ataque, perpetrado por un exalumno, ha estremecido a la comunidad y ha reavivado el debate nacional sobre la violencia armada en los centros educativos de Estados Unidos. La brutalidad del suceso, ocurrido durante una misa escolar, ha llevado al FBI a investigarlo como un posible acto de terrorismo doméstico y un crimen de odio.
El autor de la masacre, identificado por las autoridades como Robin Westman, de 23 años, disparó con tres armas de fuego desde el exterior de la iglesia, impactando a través de las vidrieras. La mañana de oración en la Anunciation Catholic School se convirtió en una escena de caos y desesperación. Los feligreses se refugiaron detrás de los bancos mientras los estudiantes mayores, con un heroísmo inaudito, corrían para proteger a los más pequeños. La situación se agravó al descubrirse que al menos dos de las puertas de la iglesia habían sido bloqueadas, lo que dificultó la evacuación y expuso a las víctimas a un mayor peligro.
Las dos víctimas mortales, de 8 y 10 años, perdieron la vida en el acto. La lista de heridos es igualmente lamentable: 14 estudiantes con edades entre 6 y 18 años y tres feligreses de 80 años resultaron impactados por los disparos. El jefe de policía de Minneapolis, Brian O’Hara, confirmó que, afortunadamente, se espera que todos los heridos se recuperen. O’Hara calificó el ataque como un "acto de violencia deliberada contra niños inocentes" y lo consideró "absolutamente incomprensible". El horror se profundiza con el hallazgo de que Westman, que se identificaba como mujer, se quitó la vida en la parte trasera de la iglesia, poniendo fin a la masacre.
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| Robin Westman, identificado como el atacante de la escuela católica de la Anunciación en Minneapolis, donde murieron dos niños, publicó un manifiesto en su cuenta de la plataforma de video Youtube horas antes del ataque, donde mostraba un gran arsenal y advertía que podría asaltar una iglesia durante una misa. |
La compleja mente del tirador y la respuesta política
Aunque no se ha establecido un motivo claro, la investigación ha arrojado luz sobre la perturbada psique del agresor. Un video y una nota de suicidio de Westman revelaron su lucha contra la depresión y una macabra fascinación por los autores de tiroteos masivos anteriores. Nombres de infames asesinos escolares estaban garabateados en un cargador de rifle, junto a quejas políticas que reflejaban una profunda inestabilidad mental. El FBI ha tomado la delantera en la investigación, considerando el ataque como un crimen de odio contra la comunidad católica, lo que ha generado una compleja discusión pública.
El alcalde de Minneapolis, Jacob Frey, emitió una contundente advertencia contra quienes intenten usar la tragedia para politizar el debate de género, instando a la sociedad a no demonizar a la comunidad transgénero. "Cualquiera que use esto como una oportunidad para demonizar a nuestra comunidad trans, o a cualquier otra comunidad, ha perdido su sentido de humanidad común", declaró. Frey también se refirió a la alarmante facilidad con la que se obtienen armas de fuego en Estados Unidos, una de las causas principales de este tipo de eventos. Las tres armas usadas por Westman fueron compradas de forma legal y reciente.
La tragedia de la escuela Anunciation, que cuenta con 395 estudiantes, marca el incidente número 146 de violencia armada en una institución educativa de primaria o secundaria en lo que va de 2025 en el país. El ataque fue particularmente atípico, ya que el tirador disparó desde fuera del edificio, lo que resalta la vulnerabilidad de las escuelas. A pesar de que Westman no tenía antecedentes penales, su conexión previa con la escuela y la noticia de que su madre había trabajado allí como asistente administrativa, añade una capa de dolor y desconcierto a una comunidad ya devastada.
En medio del luto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó que las banderas ondearan a media asta en honor a las víctimas. La violencia armada ha sido un problema creciente en Minneapolis desde 2020. Aunque las autoridades han descartado cualquier conexión con otros tiroteos recientes en la ciudad, la tragedia de esta escuela católica es un recordatorio sombrío de que la seguridad de los niños y la paz de las comunidades dependen de la vigilancia y el diálogo en torno a la salud mental y el control de armas.
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