Mpox, la pandemia silenciosa: ¿El mundo olvida un virus que se expande por África? 🚨

Mpox

A pesar de que los titulares sobre el mpox han desaparecido en gran parte de los medios occidentales, el virus sigue siendo una amenaza real y en constante crecimiento, especialmente en África. Lo que en 2022 y 2023 se percibía como una emergencia de salud pública global con decenas de miles de casos, hoy parece un recuerdo lejano para muchos. Sin embargo, en el continente africano, la realidad es diametralmente opuesta. El virus se ha propagado rápidamente a través de las fronteras, con brotes activos en 24 países, casi el doble que el año pasado, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África (CDC). La situación es tan alarmante que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado nuevamente el mpox como una Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional, su máximo nivel de alerta, en un intento de reavivar la respuesta global que, según los expertos, ha sido peligrosamente insuficiente.

La enfermera Caroline Mugun, desde una sala de aislamiento en Kenia, describe el dolor de los pacientes como "de otro nivel", un crudo recordatorio de la severidad del virus. La expansión geográfica es preocupante, con países como Gambia, Kenia, Uganda y Sudán del Sur reportando sus primeros casos. Este fenómeno es un giro significativo con respecto a la propagación histórica de la enfermedad, que solía estar confinada a áreas boscosas de África occidental y central, transmitiéndose de animales salvajes a humanos. El cambio de patrón se debe, en gran medida, al surgimiento de una nueva cepa, el clado 1b, que se propaga con mayor rapidez, especialmente entre trabajadoras sexuales y sus clientes en la República Democrática del Congo, una zona devastada por la guerra pero con una inmensa riqueza mineral que atrae a trabajadores de países vecinos.


Una crisis de datos y una respuesta global estancada

La falta de una respuesta contundente a la crisis del mpox en África ha sido motivo de críticas por parte de epidemiólogos y especialistas en la materia. A pesar de que la OMS y otras organizaciones han prometido 1,100 millones de dólares para el control de la enfermedad, los expertos señalan que el progreso es mínimo. "Nos hemos desplomado en un abismo de datos", afirma el Dr. Chris Beyrer, epidemiólogo y director del Instituto de Salud Global de Duke. La imprecisión de las cifras oficiales —aproximadamente 97,000 casos sospechosos y casi 600 muertes en lo que va del año— se debe a múltiples factores, incluyendo el estigma asociado a las enfermedades de transmisión sexual y la escasa capacidad de vigilancia y diagnóstico en áreas remotas.

Los recortes a la ayuda exterior, como los impuestos por el presidente Trump, han exacerbado la situación, afectando el transporte de muestras a laboratorios y limitando la capacidad de respuesta. Como resultado, la comunidad científica se siente como si estuviera "volando a ciegas". Aunque los datos disponibles sugieren una reciente disminución en el número de casos en el continente, el Dr. Olivier le Polain de la OMS es optimista, señalando que las tendencias de disminución son consistentes. Sin embargo, el sentimiento general entre los especialistas, como el Dr. Boghuma Titanji, es de frustración, resumiendo la situación como "por cada dos pasos de progreso, ha habido tres retrocesos".


El fracaso de la vacunación y una lección para el futuro

Uno de los aspectos más críticos de la respuesta al mpox ha sido la gestión de las vacunas. A pesar de ser una enfermedad prevenible, solo 886,000 personas han sido vacunadas en una docena de países africanos, muy por debajo del objetivo inicial de 10 millones de dosis para finales de 2025. Los desafíos comenzaron desde el principio, cuando la OMS declaró la emergencia sin haber dado aún la luz verde a la vacuna. Este retraso, justificado por la necesidad de una evaluación exhaustiva de la eficacia y la seguridad, ha sido un punto de contención.

La crisis del mpox en África sirve como un inquietante caso de estudio sobre cómo una crisis sanitaria global puede fracasar cuando el riesgo biológico se enfrenta a fuerzas políticas y económicas. La falta de una respuesta coordinada, los recortes en la ayuda sanitaria y los problemas logísticos en medio de un conflicto, han permitido que el virus se afiance y se extienda. La lección es clara: una emergencia de salud no es un problema de una sola región; su alcance es global, y la falta de acción en una parte del mundo puede tener consecuencias devastadoras para todos. El mpox nos recuerda que no se puede combatir una pandemia con los ojos cerrados.





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