El noroeste de Pakistán ha sido golpeado por una catástrofe sin precedentes, donde dos días de intensas lluvias y crecidas repentinas han cobrado la vida de más de 300 personas. El devastador diluvio afectó la remota región montañosa de Khyber Pakhtunkhwa, provocando ráfagas de nubes, deslizamientos de tierra y una destrucción masiva que la convierte en la lluvia más mortífera de la temporada del monzón de este año. La cifra de víctimas mortales, que ascendió a 307 personas hasta el sábado, continúa aumentando a medida que los equipos de rescate recuperan más cuerpos de entre los escombros de las casas.
La tragedia ha dejado a comunidades enteras en ruinas. En el distrito de Bajaur, cerca de la frontera afgana, la historia de Saeedullah es un desgarrador testimonio del horror. Fue despertado por un trueno ensordecedor que precedió al colapso del techo de su casa, donde su familia dormía. Con la ayuda de sus vecinos, excavó entre los escombros, solo para encontrar los cuerpos sin vida de su esposa y sus cinco hijos. Saeedullah, un hombre de 42 años, sospecha que un rayo impactó su hogar antes de que las lluvias lo arrasaran por completo. "Hay destrucción por todas partes, montones de escombros", relató con profunda tristeza.
El distrito de Buner, el más afectado por la catástrofe
El portavoz del servicio oficial de rescate 1122, Bilal Faizi, ha confirmado que el distrito de Buner, al norte de la capital de Pakistán, Islamabad, es la zona más golpeada por la emergencia. Con 184 muertes confirmadas hasta ahora, el distrito se convirtió en un torrente de agua incontrolable que arrasó aldeas enteras en la madrugada del viernes. Faizi describió el evento como una avalancha de agua tan rápida que "no hubo tiempo para que nadie reaccionara".
El impacto en las comunidades es indescriptible. Zahid Hussain, un residente de 62 años de la aldea de Beshonrai, en Buner, contó a Reuters cómo más de 60 personas perdieron la vida en su comunidad, con más de 20 desaparecidos. Hussain logró escapar con su familia tras notar el rápido ascenso del agua, pero no sin que uno de sus sobrinos quedara atrapado y sufriera una pierna rota. Con la voz entrecortada por la emoción, relató cómo la inundación se llevó su casa y la de sus vecinos en cuestión de minutos, dejándolos sin hogar. "En cuestión de minutos, nos quedamos sin hogar", declaró desde el hospital. Más de 30 casas en su aldea fueron completamente arrasadas.
Respuesta gubernamental y esfuerzos de rescate
Ante la magnitud de la tragedia, el gobierno paquistaní ha movilizado a equipos civiles y militares para llevar a cabo operaciones de rescate y socorro. El viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores, Ishaq Dar, ha asegurado que el primer ministro ha presidido una reunión de emergencia para coordinar la respuesta. Por su parte, el secretario jefe provincial, Shahab Ali Shah, informó que se han enviado funcionarios a las zonas afectadas para supervisar las operaciones de ayuda y evaluar los daños.
La prioridad inmediata es la atención a los damnificados. Se están estableciendo campamentos médicos para las víctimas, y se están haciendo arreglos para proporcionar alimentos y refugio a las familias que han perdido sus hogares y sus medios de vida. La catástrofe pone de manifiesto la vulnerabilidad de las comunidades rurales en Pakistán a los fenómenos climáticos extremos, que cada vez son más frecuentes y devastadores. La nación, que ya ha enfrentado inundaciones históricas en el pasado, se encuentra una vez más lidiando con las graves consecuencias del cambio climático y la furia de la naturaleza.
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