El clima político y militar en el Caribe se calienta. En un movimiento que eleva la tensión en la región, la Armada de Estados Unidos ha desplegado tres destructores con misiles guiados hacia las inmediaciones de Venezuela. Este despliegue militar, anunciado como parte de una operación más amplia para combatir amenazas relacionadas con el narcotráfico, ha provocado una inmediata y enérgica respuesta del gobierno de Nicolás Maduro, que ha activado a su milicia y ha advertido sobre la defensa de la soberanía nacional. La noticia, confirmada por la agencia Reuters, ha puesto a la región en estado de alerta ante un posible escalamiento del conflicto.
Según fuentes consultadas por Reuters, se espera que los destructores USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson lleguen a la zona en las próximas 36 horas. Este despliegue es parte de una operación militar de mayor envergadura que el Pentágono reveló la semana pasada. La movilización incluye el envío del Grupo Anfibio de Despliegue Inmediato Iwo Jima Amphibious Ready Group y la Unidad Expedicionaria de Marines (MEU), así como un contingente de al menos 4,000 marineros e infantes de marina, aviones espía P-8, buques de guerra adicionales y un submarino de ataque.
Un despliegue enfocado en la lucha contra el narcotráfico
Un funcionario estadounidense, que prefirió el anonimato, afirmó que esta estrategia busca "contrarrestar amenazas contra la seguridad nacional de Estados Unidos provenientes de organizaciones narco-terroristas designadas en la región". La misma fuente aclaró que los equipos desplegados operarán en "espacio aéreo internacional y aguas internacionales". Sin embargo, añadió una declaración que ha encendido las alarmas en Venezuela: "los activos navales pueden utilizarse no sólo para llevar a cabo operaciones de inteligencia y vigilancia, sino también como plataforma de lanzamiento para ataques selectivos si se toma una decisión".
Esta advertencia directa sobre la capacidad de ataque de las naves estadounidenses ha sido interpretada por el gobierno de Maduro como una amenaza a la soberanía venezolana. La situación se agrava por el hecho de que el despliegue se produce en un contexto de constantes acusaciones de Estados Unidos contra altos funcionarios del gobierno de Maduro, a quienes se les vincula con actividades de narcotráfico y terrorismo. La presencia de los buques de guerra en las cercanías de las costas venezolanas añade una capa de tensión a las ya deterioradas relaciones diplomáticas entre ambos países.
La respuesta de Venezuela: movilización y defensa de la soberanía
El presidente Nicolás Maduro fue aún más enfático en su pronunciamiento, asegurando que su país no permitirá injerencias externas. "Nuestros mares, nuestros cielos y nuestras tierras las defendemos nosotros, las liberamos nosotros, las vigilamos y las patrullamos nosotros. Ningún imperio va a venir a tocar suelo sagrado de Venezuela". Esta declaración, que va acompañada de la activación de millones de milicianos en todo el país, busca enviar un mensaje de fortaleza y determinación a Washington. La movilización de la milicia, un cuerpo militar de civiles armados, es una muestra del nivel de seriedad con el que el gobierno de Maduro toma esta amenaza.
El inminente arribo de los destructores a la región plantea un escenario de gran incertidumbre. Aunque Estados Unidos insiste en que su operación está ligada a la lucha contra el narcotráfico, el despliegue de activos navales de esta magnitud en las cercanías de un país con el que mantiene una relación hostil es una jugada de alta tensión. La crisis se intensifica y el mundo observa con atención cómo se desarrollan los acontecimientos en el Caribe, donde la diplomacia parece haber dado paso a la demostración de fuerza militar.
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— 𝙋𝙤𝙡𝙞𝙖𝙣𝙖𝙡𝙞𝙩𝙞𝙘𝙖 (@polianalitica) August 19, 2025
🔴 Maduro advirtió a EEUU que no permitirá que vengan a violar las costas venezolanas porque los organismos de seguridad del país son los únicos que van a proteger y supervisar el territorio nacional.
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