El mundo del boxeo profesional acaba de presenciar un hecho histórico que ha sacudido las clasificaciones internacionales. Terence Crawford, excampeón mundial absoluto en dos divisiones, derrotó a Saúl “Canelo” Álvarez y se convirtió en el primer pugilista en conquistar el título absoluto en tres categorías de peso. Una hazaña inédita que no solo lo llevó a sumar un logro sin precedentes en su carrera, sino también a escalar directamente al primer lugar de la clasificación libra por libra (P4P) de la revista The Ring.
Con esta victoria, Crawford no solo arrebató los cinturones a una de las máximas figuras del boxeo moderno, sino que lo hizo en un terreno desconocido para él: la división de los medianos. Para ello, tuvo que subir más de 10 kilos, enfrentarse en el territorio donde Álvarez había reinado durante años y salir vencedor con autoridad. La repercusión fue inmediata: el estadounidense pasó a ocupar la cima del ranking mundial, por encima de Oleksandr Usyk y Naoya Inoue, quienes se habían disputado el trono en los últimos meses.
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| La victoria de Crawford no solo le valió el tercer puesto absoluto, sino también un puesto en la cima de la clasificación P4P de la prestigiosa publicación The Ring. |
¿Es justo el liderazgo de Crawford?
El debate se abrió inmediatamente después de la actualización de la lista P4P. Por un lado, los números y logros de Crawford son impresionantes: tres campeonatos absolutos, cinco títulos mundiales en distintas divisiones y un récord invicto. Todo ello reforzado por la magnitud de su triunfo sobre Canelo, uno de los boxeadores más influyentes y populares del último lustro.
Sin embargo, no todos están convencidos. La clasificación libra por libra busca evaluar el rendimiento actual de los boxeadores, y en este aspecto surgen dudas. En los últimos dos años, Crawford solo ha subido al ring en dos ocasiones: primero contra Israil Madrimov en 2024, en un combate cerrado definido por decisión de los jueces, y un año después frente a Álvarez.
En contraste, Usyk ha disputado cuatro peleas en ese mismo periodo, incluyendo dos históricas victorias contra Tyson Fury y la recuperación del título absoluto en la categoría reina de los pesados. Su actividad y resultados lo mantienen como uno de los máximos referentes del momento.
Por su parte, Naoya Inoue ha sido aún más activo. En solo dos años acumuló siete combates, conquistó su segundo título absoluto en el supergallo y defendió su corona en múltiples ocasiones, la mayoría por nocaut. El “Monstruo” japonés se ha consolidado como el peleador más constante y dominante del circuito, lo que hace cuestionar si su lugar debajo de Crawford es del todo justo.
Un regalo por un logro histórico
La designación de Crawford como número uno libra por libra parece más un reconocimiento a la magnitud de su hazaña que una evaluación estricta de su presente deportivo. Su victoria contra Álvarez quedará inscrita en los libros de historia, pero el debate seguirá abierto: ¿es la actividad y constancia más importante que un triunfo épico en la cima de la élite?
Lo cierto es que el boxeo internacional vive un momento de oro, con tres grandes nombres peleando por el trono de la grandeza. Crawford ya escribió su página en la historia, pero Usyk e Inoue aún tienen argumentos sólidos para reclamar el cetro. La discusión está servida, y los fanáticos del deporte no podrían pedir un escenario más apasionante.
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