El telescopio espacial James Webb continúa reescribiendo los libros de astronomía con su capacidad infrarroja sin precedentes. En su más reciente hallazgo, el observatorio ha capturado una imagen detallada y desconcertante de un sistema estelar que desafía las expectativas visuales: una estructura que se asemeja a un gigantesco "embrión cósmico" brillante, suspendido en la oscuridad del espacio profundo.
Este fascinante objeto es en realidad el sistema triple Apofis (también conocido como Apep), bautizado así en honor al antiguo dios egipcio del caos. La imagen revela una compleja danza gravitacional donde la materia y la energía se entrelazan en una espiral casi perfecta, evocando la forma de una serpiente enroscada o un feto en gestación, protegiendo un núcleo violento e inestable.
Una rareza en nuestra galaxia
Lo que hace que este hallazgo sea una joya astronómica es la naturaleza de sus componentes. En el corazón de esta estructura residen dos estrellas Wolf-Rayet, astros masivos en las etapas finales de su vida que son extremadamente calientes y volátiles. Se estima que solo existen alrededor de mil de estas estrellas en toda nuestra galaxia, por lo que encontrar un sistema que albergue dos de ellas interactuando tan de cerca es estadísticamente extraordinario.
Estas dos estrellas orbitan entre sí en un ciclo preciso. A medida que se acercan, sus potentes vientos estelares chocan, comprimiendo el gas y generando corrientes de polvo de carbono denso. Este material es expulsado hacia el exterior formando bucles espirales que se expanden gradualmente. Según los datos del Webb, cada nuevo "anillo" o capa de la espiral se genera aproximadamente cada 25 años, funcionando como un reloj cósmico de proporciones épicas.
El misterio de la tercera estrella
La nitidez del James Webb ha permitido resolver un misterio que los telescopios terrestres no lograban descifrar por completo. El sistema alberga una tercera estrella, una supergigante aún más masiva que sus compañeras, que orbita a una distancia mayor. Su influencia es visible en la estructura de la nebulosa: al interactuar con las capas de polvo, este tercer cuerpo talla una región hueca o "embudo" característico, rompiendo la simetría de las espirales y dando al conjunto esa apariencia orgánica de embrión cósmico.
El futuro de Apofis es tan violento como su nombre sugiere. Los astrónomos predicen que las tres estrellas están destinadas a explotar como supernovas. Se cree que las dos estrellas Wolf-Rayet podrían generar estallidos de rayos gamma de larga duración —los eventos más luminosos del universo— y colapsar posteriormente para formar agujeros negros, mientras que la supergigante exterior terminará sus días como una densa estrella de neutrones.
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